Habiendo presenciado a Roger Waters en uno de los mejores shows del año 2012 (y no sé si de la década), se podía decir que morías tranquilo por haber visto, por lo menos, un atisbo de lo que fue Pink Floyd. Pero una vez más, nos equivocábamos: Jamás imaginamos que el gran David Gilmour iba a desembarcar en estas tierras para la presentación de su nuevo disco ''Rattle That Lock'', pero el viento corrió a nuestro favor y se anunció que el maestro tocaba el 18 de Diciembre en el Hipódromo de San Isidro.
Obviamente, todos los fans estábamos más que emocionados por ver a la otra mitad de esa máquina para hacer música que era Pink Floyd, a pesar de los inflados precios que vienen rondando todos los conciertos en nuestro país.
El día llegó, Gilmour brilló y la gente se fue mitad contenta, mitad ofuscada por todos los problemas detrás del megaconcierto. ¿Qué pasó? Leé abajo.
Disco Rígido estuvo presente y aquí la crónica:
Imaginen un viernes, plena Capital Federal, después de las 5 de la tarde. ¿Lo primero que se viene a la mente? Caos. Bueno, ahora mentalícenlo con más de 30.000 almas tratando de llegar al Hipódromo de San Isidro, que desde hace un par de años para acá, viene albergando recitales de grandes magnitudes, como es el caso del Lollapalooza. La marea de gente era conducida hacia una única entrada, ubicada en Avenida Marquez. Ya se notaba la desorganización, al ver cómo la gente que llegaba sobre la hora, se retrasaba a más no poder, perdiéndose varios temas del Setlist. Pero el público no fue el único afectado, hasta al mismísimo David Gilmour le costó llegar al predio, teniendo que empezar a las 21:30, media hora más tarde de lo anunciado.
Después de la primera puerta, había que atravesar otra, totalmente innecesaria, que más que ayudar generaba un embudo para separar al Campo de las localidades Vip, y esto generaba aún más caos, y retraso para ver el show. El predio era grande, grande como para albergar a la masa de gente fan de Gilmour, con dos plateas laterales, varios Campos Vip, y finalmente el Campo General. Contaba con una gran oferta gastronómica, desde empanadas, a Cerveza pasando por helado. Obviamente con unos sobre precios increíbles, y que al fin y al cabo, al que va a disfrutar de la música como yo, esto no le suma ni le resta.
El campo tenía varias pantallas, atrás a los costados, pero no al costado del escenario, algo totalmente raro para un recital de tal magnitud, donde más de la mitad de la gente estaba atrás en campo general.
Pasando a las cosas buenas, hablemos del show en sí: A las 21:30 en punto, se apagan las luces y comienza a sonar la intro que iba a dar pie a ''5 A.M'' , donde aparece Gilmour iluminado por una gran luz, y arrancan con ''Rattle That Lock'' tema que le da nombre al disco y a la gira, respectivamente, para después seguir con ''Faces of Stone'', también del mismo disco. Y para los fans acérrimos de Pink Floyd, lo bueno llegó temprano, la ultraconocida ''Wish you were here'' fue la elegida para ser la cuarta en el Setlist, y la primera de muchas canciones de la banda.
Hasta acá, se escuchaba fuerte y claro. Después de esta emotiva canción, sigue con más temas de su trabajo solista como son ''A boat lies waiting'' y ''The Blue'', y a partir de ahí, una patada en la cabeza. Los primeros acordes de ''Money'' hicieron vibrar a todo San Isidro con toda la gente cantando y haciendo palmas. Pasan ''Us an them'' (También de Floyd) y ''In any tongue''. Y uno de los puntos más altos de la noche fue ''High Hopes'' donde nos emocionó a más de uno, y cerró la primera etapa de este recital, que duró 70 minutos, y donde Gilmour tomó el micrófono para agradecer al público y avisar que volvía en unos escasos minutos.
Como bien mencioné arriba, el sonido era fuerte y claro, en un predio abierto y con gran viento la música sonaba a gran calidad. Un gran punto a favor. Y con esta calidad arranca el segundo acto, después de unos 20 minutos de descanso para la banda, el Set 2 empieza bien arriba con ''Astronomy Domine'', canción perteneciente al primer disco de Pink Floyd, en su etapa más psicodélica (todavía sin Gilmour). Este segundo Setlist es el que tiene más temas de Floyd, comenzando con el ya mencionado ''Astronomy Domine'', para arremeter con ''Shine On Your Crazy Diamond'' , ''Fat Old Sun'', y ''Coming back to life'' (de The Division Bell).
El escenario en esta parte de show cobró vital importancia, ya que estaba adornado por el icónico círculo gigante que proyecta imagenes de los videos, o bien, primeros planos de los músicos, obviamente con Gilmour a la cabeza. Y también contaba con las ya características luces de colores. Mucho rojo, azul y verde, que nos nacen acordar a aquel PULSE, en los 90's. Después de Coming Back To Life, el maestro toma nuevamente el micro para dar a conocer a la increíble banda que lleva a sus espaldas, gente como: Phil Manzanera en la segunda guitarra, Joao Mello en el saxo (se lució en Money y Us and them), Steven Distanislao en batería, Guy Pratt en el bajo, y un largo etcera. Ya presentados, se lucen en la increiblemente jazzera, ''The girl in the yellow dress'', perteneciente a su último disco de estudio.
Sigue con ''Today'', y vuelve a sus raíces Floydeanas con ''Sorrow'', para llegar a uno de los puntos altos de la noche, donde él y la banda se clavan unos anteojos negros para tocar ''Run like hell'' y hacernos corear a todos ese famoso ''Run, run, run'', mientras nos catapultamos a ese hermoso disco que es ''The Wall''.
Ya el concierto tenía gusto a cierra, y era así. Hacen la falsa despedida para volver con los icónicos acordes de grandes títulos : ''Time'', ''Breathe'' y ahí sin previo aviso, le da lugar a la mágica ''Comfortably Numb'', y créanme, los que estuvimos, fuimos afortunados de escuchar el mejor solo del mundo, tocado por nada más ni nada menos que su compositor, en vivo. No queda nada más que decir que este tipo te transporta a otro mundo, el show duró casi 3 horas, pero perdimos la noción del tiempo. Mágico.
En conclusión, fue un recital perfecto donde todas las situaciones malas previamente mencionadas, donde mucha gente se perdió casi la mitad del show por la tardanza al entrar, donde el público se ponía a hablar y sacarse selfies en el medio de temas, donde los precios te arrancaban la cabeza, donde en el campo vip casi se agarran a las trompadas por la mala señalización. Todo esto no opaco
el gran show que David Gilmour tiene para dar, donde hizo hablar a su guitarra, y lo más importante, nosotros entendimos ese lenguaje.Gracias Gilmour por tocar, por estar en Pink Floyd, por venir a Argentina y principalmente, por existir. Es complicado, pero esperemos volver a verte.